Tuesday, July 11, 2006

Extraño duermevela

Ésta no pretendía ser la siguiente entrada del blog, pero ahí va:

Hace apenas una hora, estaba tumbada en el sofá dispuesta a hacer una siesta. Aún no estaba demasiado dormida cuando por mi mente ha pasado una frase; era algo parecido a "Los hombres no pueden hacer lo que tú quieres que hagan". Inmediatamente, mi cerebro ha asociado a esa frase un número: 182. Entonces, en cuestión de segundos, he reformulado la frase porque no acababa de ser exacta, más bien tenía que decir "No puedes hacer que los hombres hagan lo que tú quieres que hagan". Entonces mi cerebro ha dicho: ¡ah! no importa, es una operación sencilla, si la nueva frase es esa sólo tienes que multiplicar por 10 y tenemos 1820. Fin.
Aunque está claro que uno desvaría en esos momentos previos a conciliar el sueño, me ha dado cierto miedo está situación. ¿Y si en realidad no somos más que unos robots que ejecutamos instrucciones asociadas a números?¿Y si nuestras producciones gramaticales son números programados por algún Dios del ensamblador?