Y allí estaba él de nuevo, en el silencio de la noche, tirado en la rampa de un garaje. Esta vez ya no tenía aire ni para flotar un centímetro. Seguramente le habían partido el corazón en visperas de San Valentín y se había desinflado, qué crueldad. El rojo intenso y brillante que unas horas antes pretendía iluminar la mirada de alguien quedó inmóvil en el asfalto para siempre.
Monday, February 12, 2007
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
2 comments:
Igual sólo se desinfló porque se había inflado demasiado... hay mucho fantasma por ahí... ;-)
...vaya usted a saber, tal y como está el mundo en este siglo :-)
Me lo imagino con una tirita roja puesta en algún lado de su superficie...
Post a Comment